Dicho capítulo, los autores exponen una seria de críticas en torno al macromundo de la web 2.0, estas seria: (pag, 97)
<Aunque existen, se hace difícil
encontrar comparaciones honestas entre tecnologías principalmente porque toda
la industria está implicada en asegurarse mercados y, en algún caso, en impedir
que tecnologías más económicas y eficientes accedan a competir a mercados
cautivos.>
Este es un aspecto muy criticable, dado que aquí
se destaca el exclusivo interés económico y capitalista por parte de las
multinacionales. Aunque este aspecto difiere un poco de la web 2.0 sí que lo
vemos en la telefonía móvil, ya que las compañías cuentas con la exclusividad
de sus productos y el bombardeo de patentes que les aplican. Un claro ejemplo
lo encontramos con la batalla entre I-Phone y Samsung. Este es alguno de los artículos periodístico que lo
explica
<Las nuevas generaciones de aplicaciones web no nacen de forma espontánea, sino al
contrario, promueven siempre un espacio normativo de prescripción e imposición
de valores. (…) existe una marginación económico-social de los individuos que
carecen de un ritmo de adaptación y aprendizaje en la relación con las nuevas
aplicaciones.>
Las nuevas tecnologías no dejan de ser un nuevo producto
dentro del mercado liberal y capitalista de los últimos 300 años, por tanto se
hace más que evidente que los productos que van apareciendo no responden a
necesidades demandas por parte de los usuarios directos sino que son unas
necesidades impuestas. Es tal sus imposición que el no ser usuarios o
analfabeto digital de muchas de estas tecnologías te hace estar discriminado y excluido
socialmente.
El siguiente artículo de Linda Castañeda y Mª Paz
Prendes titulado <De la tecnología y
otros demonios: exclusión social, brecha digital y retos educativos> puede
aportar un poco de sentido en relación a este efecto discriminatorio.
<El
incremento de la velocidad en el acceso y el procesamiento de la información no
hace a las personas necesariamente más eficientes. (…) Se vive, se consume y se
piensa en formato beta, un tipo de pensamiento de corto alcance que dificulta
distinguir entre conocimiento y ruido.>
Este aspecto crítico tiene mucha relación la Teoría de Castells sobre las tipologías
de ciudadanos que hallamos en las sociedades con acceso a información. Castells
diferencia entre 2 tipos de ciudadanos: los desinformados (aquellos que se
alimentan de titulares, que creen estar informados pero realmente no saben más
que el propagandismo del titular, es decir, persones con información pero sin
conocimiento), también están los sobreinformados (que son aquellas personas con
un exceso de entradas de información, pero sin ningún análisis ni filtro sobre
ellas) y por último los ciudadanos informados (que hacen referencia a aquellos
que tienen información, criterio y hacen un análisis sobre los que reciben). En
base a esto podemos analizar que Los desinformados y los sobreinformados
suponen 2/3 de la población y según el autor considera que están excluidos del
resto de la sociedad. Es decir, sólo una de cada tres personas está realmente
integrada en la sociedad de la información y tiene las competencias como para
ser autónoma en la sociedad de la información.
<Amateurismo
y charlatanería conviven en la escritura colaborativa de la Web 2.0. Si bien se
trata de herramientas de alta productividad para formar comunidades, en muchos casos
no aportan calidad a nivel de contenidos, sólo experiencias de producción no-profesional,
poco fiables. (…).>
Está a sido la idea que menos a favor estoy. Como
hemos visto anteriormente suficientes dificultades intelectuales demos superar como
para que encima solo los expertos sean los que puedan dar su opinión en la web.
A mi modo de ver la multiplicidad de opción y el gran espacio abierto que la
web 2.0 te ofrece lo único que hace es potenciar y fomentar la libertad de
opinión y rompe con las barreras de la exclusividad de información solo porque
no seas formalmente cualificado. Los autores exponen que porque hemos de
fiarnos de comentarios escritos por anónimos de fuentes dudosas, pero y quien
me dice a mí que deba fiarme, por ejemplo, de un artículo del Periodista Enrique de Diego
de Alerta digital (dejo un enlace a uno de sus artículos a modo de ejemplo, no
tiene desperdicio) entenderán mi escepticismo…
<Las
redes tienen dos leyes: crecimiento y adjunción preferencial. En esa lógica,
sus prioridades son: cantidad de enlaces, fitness (propiedad, conveniencia,
oportunidad) y antigüedad. (…) Esta teoría rompe la falsa concepción de que la
Web 2.0 contribuye a una red más democrática en la que todos tienen acceso a
crear contenidos, (…).>
Este aspecto me ha resultado muy sorprendente,
es decir, que finalmente la utopía de la democracia no la hallamos ni en la
red. Ya que o cumples con las mínimas pautas o te mueves por las redes
convencionales o pasaras desapercibido. Por otro lado, también me siento
optimista de pensar que no para todo el mundo su única finalidad sea la de
trascender al máximo de gente con sus aportaciones sino que habrá muchos con que
se contenten con dejar su pequeña aportación o simplemente con usarla a título
personal. Por tanto me quedo con la idea de que si tienes algo que decir lo
digas, por el medio que sea, y que tarde o temprano alguien te leerá y habrás
transcendido de alguna manera en él. Como podría ser el caso de mi humilde
blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario